Mi aprendizaje en Mouilleron en Pareds

Con las palabras que siguen Tere Celigueta agradece a todas las personas que durante un mes han facilitado su preparación inmediata para su nueva misión en Haití.

Quiero hacer un pequeño homenaje a todas las personas que durante un mes me han facilitado la preparación inmediata para mi nueva misión en Haití.

En primer lugar a Miriam y Thérèse Jourdain que acogieron mi petición de poder estar en una comunidad francesa y a la vez participar como “alumna en prácticas” en una escuela Infantil y Primaria, para perfeccionar mi francés y, aprender “in situ” cómo es la educación de los pequeños, que yo desconozco por completo y en la que voy a colaborar con las Hnas. Dominicas de la Presentación (colombianas), en Puerto Príncipe desde el próximo mes de diciembre.

Las seis hermanas de la comunidad y las tres maestras que vinieron a nuestra casa a despedirme.

El haberme ofrecido la comunidad de Mouilleron ha sido un auténtico regalo, por las seis hermanas que la forman, por su cálida acogida, su sencillez, su apertura a todas las necesidades humanas y eclesiales de su alrededor, su disponibilidad a proporcionarme todo lo que estaba a su alcance para que conociera el entorno en el que desarrollan su misión. Son una auténtica “pequeña presencia misionera”, un testimonio real de que se puede hasta el final de la vida ser anuncio de Jesús en nuestro mundo.

Escuela maternal de Mouilleron con el campanario de nuestra capilla.

Las dos escuelas católicas de Mouilleron, la maternal, en el mismo espacio de la casa de la comunidad, y la de Primaria con niños de 6 a 11 años, con sus jóvenes maestras, muy bien relacionadas con las hermanas, han sido otro acierto para poder entrar en las clases todo el día con una acogida inesperada, entrañable, dándome todas las posibilidades de conocimiento y participación en las dinámicas de las aulas.

Una clase de 4 y 5 años con sus maestras.

He valorado mucho el respeto y cariño de los alumnos hacia sus maestras, que es recíproco, evidentemente, y me he beneficiado de ese clima tan positivo, tanto en lo afectivo como en lo referente al trabajo escolar dinámico y sistemático, que hace que las familias no sólo de Mouilleron, sino también de los pueblos cercanos, escojan esas escuelas para la educación de sus hijos.

En los fines de semana pude conocer a las Hijas de La Sagesse, muy implantadas en Haití, visitar algún museo, lugares típicos (naturales, religiosos e históricos) y finalmente visitar a las hermanas en Chavagnes, encuentro con tantos rostros muy conocidos y con la certeza de que me apoyarán con la oración en mi nueva misión entre los haitianos.

Creo que, gracias a esta inmersión, corta pero muy rica en experiencias y contactos, he podido agrandar mi mirada y percibir un NOSOTRAS con muchas más hermanas vinculadas a esta nueva “aventura misionera” de las Ursulinas en Haití.

La capilla de la comunidad a la que asisten los martes gentes del pueblo.
GRACIAS DE CORAZÓN y cuento con vuestra unión:Tere Celigueta
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