En el contexto del proceso de escucha del Sínodo de la Amazonía, en enero 2019 una treintena de mujeres de seis países amazónicos fuimos convocadas para contribuir al mismo. Fue el origen del Núcleo Mujeres REPAM, que ha ido enriqueciéndose con nuevas participantes y que hoy día está centrado en concretizar y dar vida a las propuestas que surgieron del Sínodo de la Amazonía. El nº 103 del documento final del Sínodo de la Amazonía hace mención a la Comisión de Estudio para el Diaconado de las Mujeres y afirma : “Nos gustaría compartir nuestras experiencias y reflexiones con la Comisión y esperamos sus resultados.” Desde este interés manifiesto, una de las comisiones del Núcleo Mujeres REPAM está centrada en la reflexión sobre diaconado de la mujer y nuevos ministerios.
Tengo la suerte de formar parte del Núcleo Mujeres REPAM desde su origen, en el tiempo en que yo vivía en Ecuador, y mi traslado a Canadá no cortó los vínculos. De hecho, coordino la comisión de diaconado y nuevos ministerios. En la andadura, un grupo de mujeres de EEUU que reflexiona sobre el mismo tema, « Discerning Deacons », se puso en relación con nosotras y llevamos ya unos meses de colaboración y enriquecimiento mutuo.
Juntas, hemos organizado un foro de escucha para la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe sobre el tema específico del diaconado de la mujer. Fue un foro muy rico y buena parte de su contenido ha sido recogido en la Síntesis Narrativa del proceso de escucha que será base para la reflexión de la asamblea.

En la programación de « Discerning Deacons » estaba el viaje de una delegación a Roma con motivo de la apertura del Sínodo de Sinodalidad. Para nuestra sorpresa, la comisión de diaconado del Núcleo Mujeres REPAM fuimos invitadas a unirnos a ellas. Es así como viajamos a Roma entre el 7 al 14 de octubre seis mujeres : Ellie Hidalgo, Casey Stanton y Lisa Amman de « Discerning Deacons », y Dorismeire A. de Vasconcelos, Ciria Mees y Mariángel Marco del« Núcleo Mujeres REPAM ». Nuestro objetivo : poner en la mesa de diálogo el tema diakonia de la mujer.

En este recién estrenado proceso hacia el sínodo de sinodalidad, el Papa Francisco destaca tres palabras claves : encuentro, escucha, discernimiento. Convergimos en Roma desde cuatro países diferentes : Canadá, EEUU, Bolivia y Brasil. Con nosotras traíamos las esperanzas de muchas mujeres que nos hacían sentir enviadas, y el encuentro entre nosotras fue fructífero, multiplicador. Nuestros propios dolores y esperanzas nos unían ; nuestra urgencia de ser voz de tantas se reforzaba. Vivimos la escucha, superando las dificultades de los tres idiomas en que nos expresábamos (inglés, español, portugués), escuchándonos desde el corazón. Y reclamamos ser escuchadas, porque en eso está en déficit la Iglesia. Una de las preguntas que el documento preparatorio propone es : ¿Hacia quiénes se encuentra “en deuda de escucha” nuestra Iglesia ? Sin duda, las mujeres estamos entre ese “quiénes”. En Roma fuimos bien recibidas.

Cuando plateábamos, por ejemplo, en el Dicasterio para la Unidad de los Cristianos, que con solo nombrar el tema del rol de la mujer en la Iglesia se provocaba tensión, recibíamos malas caras, nos comentaban que nos ponemos nerviosos cuando no tenemos respuestas. Y nos animaban a aprovechar cualquier oportunidad para sacar el tema y generar diálogo, a no desanimarnos ante las reacciones en contra, porque la Iglesia necesita este diálogo. Como nos hacían ver en el encuentro en la UISG (Unión Internacional de Superioras Generales), las resistencias vienen del miedo, pero hay que preguntarse de dónde vienen esos miedos, porque a veces los miedos son falsos. Nos sentimos llamadas a contribuir en este proceso de discernimiento sinodal que acaba de comenzar. Discernir solo es posible si se hace sin prejuicios, sin condiciones.
El Papa decía en la homilía de apertura del sínodo : cuando escuchamos con el corazón, el otro no se siente juzgado. La actitud de escucha es amor. Y nos invitaba a no blindarnos en nuestras certezas. La teóloga Cristina Inogés decía en el discurso de apertura del sínodo que en muchas ocasiones la fidelidad exige cambios. En la audiencia pública del miércoles 13 de octubre, en la que tuvimos la suerte de saludarle personalmente, el Papa nos recordaba que debemos renunciar, no a la tradición, sino a aquello que contradice el evangelio. Insistía que debemos tener una visión dinámica de la tradición.

Ello nos urge a dialogar juntos sobre el servicio, participación y el liderazgo de las mujeres en la Iglesia. El tema del diaconado de la mujer es sin duda cuestión a tener en cuenta. Como expusimos en Roma, existe una amplia evidencia literaria, epigráfica e histórica de que las mujeres diáconos ejercieron su ministerio en occidente hasta el S. XII. Son funciones diaconales la Palabra, la liturgia y la caridad. La constitución dogmática Lumen Gentium deja claro que la ordenación al diaconado es para el ministerio, no para el sacerdocio. No hay ninguna actividad nombrada en Lumen Gentium que una mujer no haya realizado o no pueda realizar. Las mujeres también están llamadas a la predicación pública. El hecho de que solo los varones puedan hacer las homilías es apropiación del Espíritu. Actualmente esto no se puede entender ni aceptar. Como el documento preparatorio del sínodo recoge, “la Iglesia podrá aprender a partir de lo que irá experimentando, cuáles son los procesos que pueden ayudarla a vivir la comunión, a realizar la participación, y a abrirse a la misión.”
Servicio y sinodalidad van de la mano. Cuenten con nosotras.