En el transcurso de esta lectura, hemos encontrado la carta que L.M.B. escribió para la Pascua de 1825. Nos ha parecido una buena idea compartirla con todos y, ¡Todavía estamos en la octava ! Se trata del cántico de María Magdalena.
¡Feliz Pascua de Resurrección !
A la M. St-Benoît 30 de marzo de 1825
Leed esta especie de cántico sólo después de la Misa de Pascua, mi querida Madre, después de desayunar. ¡Cuántas cosas hermosas y alegres se podrían decir, pero esto, anticiparía mi alegría ! No retoco mi cántico porque no tengo tiempo ; por tanto, sufridlo tal y como está.
Cántico de María Magdalena
¡Lo he visto, me ha hablado, me ha llamado por mi nombre ! Aleluya
Prosternada a sus pies, se los abrazaba. Aleluya
Mi corazón ya no era mío, sino de mi Rabonni. Aleluya
Hijas de Jerusalén, ¿a dónde vais ? Vuestros perfumes y los míos ya no huelen. Aleluya
El olor de sus divinos pies está muy por encima de los perfumes de los más hábiles perfumistas. Aleluya
Mi corazón y mi carne se estremecen de alegría porque he visto a mi Señor. Aleluya
¿A dónde vais corriendo, queridos discípulos de mi Bien Amado ? ¡Os anuncio la noticia ! Aleluya.
Os ha llamado hermanos, sus hermanos. Os lo había dicho, ha resucitado. Aleluya.
Vuestro gozo ante mis palabras es la prueba. Lo había anunciado y El es la verdad. Aleluya.
No me creeréis, pero pronto le veréis ; me ha encargado que os lo anuncie. Aleluya
Os ama ; no más lágrimas ni temor ; alegraos. Aleluya
Pedro, le verás ; El te ama. Aleluya
No seas envidioso, Juan del Calvario, te reclinarás en su seno resucitado. Aleluya
¡Cuánta dicha ! ¡Cuánta felicidad ! Aleluya
¡Voy, voy a María, la bendita entre todas las criaturas ! Ella lo vio antes que yo. Aleluya
¡Cantaré con ella o escucharé su voz melodiosa ! Aleluya
¡Oh, la más feliz… ! ¡Yo también lo soy ! Aleluya
¡Qué dulce es haber amado y no haber conocido la frustración en el amor ! Aleluya
¡Vas a tu Padre, mi bien amado ; iré contigo ! Aleluya
¿Será largo mi exilio ? Mi Maestro, tú lo sabes. No tengo ninguna voluntad ; que se haga la tuya. Aleluya
Gemiré como la paloma ; ¡pero sabré que estás en el trono y esto me basta ! Aleluya.
No, en mi alma no habrá nunca otro pensamiento. Aleluya
Nunca, ningún otro afecto podrá acercarse, ni de lejos, a mi corazón. Aleluya.
La tierra me parecerá nada ; ¡He visto a mi Jesús ! Aleluya.
Reina, hijo de David ; reina, Hijo de María ; ¡Reina, mi bien amado ! Aleluya."
"AUDJ 1486 (la carta continúa, a renglón seguido, con cosas más terrenales como que necesita un caballo, etc, etc…)
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Ursulinas de Jesús